Para muchos vivir en el campo es sencillo, es cultivar, cuidar de los animales y vender lo cosechado, pero para quienes hemos optado por esta forma de vida es mucho más que eso.
Nacida y criada en Bogotá, luego de 39 años de vivir todas las experiencias de la ciudad, de haber dirigido directamente equipos de más de 30 personas, alrededor de 1800 empleados, de vivir la vida de ciudad y las comodidades que ella trae, decidí vivir mi sueño, vivir en el campo, para muchos una idea arrebatada, loca, extraña, muchos pensaban y decían otra más de sus experiencias y locuras, seguro estará de regreso pronto, otros me decían, ojalá esta sea la última aventura porque el tiempo corre y ya no tienes 20 y muchas cosas más, pero mi sueño seguía vivo y me atreví a vivirlo.
LLegue con la idea de la tierra nos da todo y desde que tenga tierra tengo comida, y claro esto es verdad, lo que sucede es que quienes nacimos y crecimos en la ciudad creemos que los alimentos se cosechan todos los días, que es solo plantar la semilla y por arte de magia la madre tierra nos da la comida, o que los árboles tienen frutos todo el año, que solo es cuestión de cosechar, también solemos pensar que tener una finca, un terreno es sinónimo de descanso de producción, y no es así.
Vivir en el campo es y será la mejor de todas mis experiencias y no me arrepiento ni arrepentiré del día que recogí mis cosas de casa de mis papás para radicarme en mi finca, claro con una expectativa totalmente diferente a la que tengo hoy 4 años después.
Yo era la citadina que aunque siempre visito la finca de la tía abuela en la Mesa y que siempre le gustó el campo, los animales, y creía tener una vena “campesina” se dio cuenta y aprendió a valorar mucho más a nuestros campesinos, quienes en su día a día cultivan, cosechan, aran, deshierban, abonan, cuidan y respetan a nuestra madre naturaleza y nos proporcionan los alimentos que disfrutamos en la ciudad.
El campo me ha dado vida, paz, me ha permitido reencontrarme y sobre todo me ha retado y me ha enseñado que soy capaz de todo lo que quiero, con actitud y determinación se logra lo que quieres, con paciencia y perseverancia, vivir en el campo ha sido un reto diario, pero a la vez, un regalo diario, una sorpresa cada día, descubrir sonidos, colores, cantares que sólo aquí puedes encontrar; sales a recorrer tus siembras y descubres una nueva flor, una nueva planta, ves como la semilla germina, como crece y se desarrolla como al transplantarla se desarrolla hasta llegar a ser un árbol que te regala sus frutos y un ingreso. Pero para que esto se dé debes trabajar desde temprano, tu día empieza antes de las 6, debes ver por las gallinas, su comida su limpieza, su agua, recoger los huevos, atender a quienes cuidan de ti y tu casa, los perros, atender a quienes te ayudan a controlar ratones y serpientes, los gatos a poner comida a tu mejor grupo de música, los pájaros, a preparar tu desayuno para empezar la jornada, riegas la huerta, el jardín, deshierbas la huerta, recoges las hortalizas que ya están para cosechar, das la vuelta a la finca para ver como está el café, si está en flor,, si maduraron los granos, su tamaño, si ya se debe recoger, revisas las nuevas plantas que sembraste para ver su evolución, pasas a dar un vistazo a la siembra de yuca, de auyama, de tomates, vas a ver si las semillas de melones, de pepinos, maíz, entre otros próspero, o si el exceso de sol o lluvia lo secaron o lo pudrieron, día a día apuestas a que el clima te ayude a que tus semillas y cultivos crezcan y prosperen.
Porque sí, el campo es un juego de azar, claro programas tus siembras, cuando y con qué abonar, fertilizar, podar, cosechar, pero quien siempre es tu aliado o no, es el clima, las plagas, enfermedades, son quienes te permiten y te ayudan a que tu cultivo prospere o tenga retrocesos, Y este es uno de los grandes retos de nosotros los campesinos, saber cómo aprovechar y cómo potenciar lo que el día a día nos da.
Cuando tienes tu primera cosecha es igual de significativo que cuando luego de trabajar y esforzarte por tu ascenso lo consigues, es gratificante, te llena de felicidad, orgullo, lo celebras, lo disfrutas; cosechar nos llena de orgullo y felicidad, cosechar es el resultado de meses de trabajo, sacrificios, pérdidas, cosechar es saber que hicimos bien nuestra labor y la madre tierra nos recompenso.
Que si esta es mi última aventura, mi último reto, mi última locura? no lo sé pero con seguridad si puedo decir que soy orgullosamente campesina, me reconozco como tal, luego de aprender las labores, los secretos, vivir las bondades que la madre tierra nos da, soy campesina, disfruto del campo, disfruto madrugar, llenar mi manos de tierra, andar de botas, jean y gorro, amo el olor del campo, adoro el cantar de los pájaros, disfruto cada experiencia, aprendo todos los días y agradezco a la madre tierra por lo que nos da.
La vida rural es la mejor decisión que he tomado y recomiendo a todos los que han soñado vivirla arriesgarse hacerlo, no posterguen sueños, retense, disfruten, vivan.
Desde Regreso al Campo podemos asesorarlos para que todo este proceso sea mucho más sencillo y amigable, desde nuestra experiencia y vivencia podemos ayudarlos para que ese sueño rural sea realidad.
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